En el último tiempo hemos podido ver avances en la inclusión de las mujeres en la fuerza laboral. Aunque aún tenemos importantes desafíos con temas como la discriminación de género, el poco acceso a oportunidades de promoción dentro del trabajo, y la relación entre el trabajo y la vida personal o familiar.

La diferencia de género es aún una realidad en muchos ambientes laborales en nuestro país, a pesar de los avances legislativos y sociales. Según el Instituto Nacional de Estadísticas (INE) la brecha salarial ha mantenido un número importante en la última década. En el año 2010 las mujeres percibían un sueldo inferior que los hombres en un 25%, realizando las mismas actividades, y a pesar de que notamos algunas mejoras, para el año 2023, esta diferencia se mantuvo en alrededor de un 20%.

Además, la fuerza laboral femenina ocupa un porcentaje altamente inferior que la masculina. De acuerdo con el Primer Informe de Equidad Empresarial y Buen Gobierno Corporativo, dentro de la muestra tomada, el 39,3% corresponde a mujeres y el 60,7% a hombres

Otro desafío importante que enfrentan las mujeres en el trabajo tiene relación con las pocas oportunidades de ascenso laboral. Según el mismo informe, los puestos de Alta Gerencia en las empresas incluidas en la muestra son ocupados solo por un 18,8%.

En el Cuarto reporte de Indicadores de género en las Empresas en Chile se evidenció también esta gran brecha, en donde se muestra que el promedio de mujeres en los directorios de las grandes empresas en Chile es de un 15,2% (ubicándose en el cuartil más bajo de la OCDE). Esto deja en evidencia que mientras más aumenta el nivel de responsabilidad en las organizaciones, la presencia de mujeres se reduce.

Para abordar esta desigualdad, en noviembre de 2022 se presentó al Parlamento chileno el proyecto de ley “Más Mujeres en Directorios”, impulsado por impulsado por los ministerios de Economía, Fomento y Turismo, de Hacienda y de la Mujer y Equidad de Género. Este proyecto propone aumentar gradualmente la participación femenina en directorios de sociedades anónimas abiertas y especiales, estableciendo un umbral del 40% al sexto año de su promulgación.

Lo anterior fue principalmente impulsado ya que, de acuerdo con diferentes reportes, las compañías que presentan una mayor representación femenina en sus consejos directivos tienden a exhibir un mejor desempeño tanto financiero como organizacional. Desde una perspectiva económica, se ha observado un incremento en la rentabilidad, una disminución en la volatilidad y un mayor éxito en nuevos mercados. En términos organizacionales, se ha evidenciado una mayor capacidad para atraer talento, fomentar la creatividad y mejorar la competitividad, al mismo tiempo que se desincentivan comportamientos no deseados y se minimizan los impactos negativos en la marca. Adicionalmente, la presencia de mujeres en los consejos directivos tiene un efecto positivo en otras profesionales, contribuyendo a desafiar estereotipos, servir como modelos a seguir y mentores, considerar a otras mujeres para posiciones de liderazgo y contribuir a cerrar las brechas salariales. En definitiva, las mujeres enriquecen las organizaciones con una variedad de experiencias, identidades y perspectivas que influyen en la toma de decisiones y en la diversidad de ideas y propuestas consideradas.

Además de los obstáculos relacionados con la participación laboral, la corresponsabilidad parental también es un factor determinante en la equidad de género en el ámbito laboral. Promover la igualdad en las responsabilidades de cuidado entre hombres y mujeres es fundamental para construir entornos laborales justos y sostenibles. Sin embargo, la legislación actual en Chile aún muestra disparidades significativas, otorgando a las madres un mayor tiempo de permiso parental remunerado que a los padres.

A nivel mundial, el último informe de Brecha de Género del Foro Económico Mundial revela un panorama no muy alentador. Aunque se han logrado avances, aún se proyecta un tiempo considerable para superar por completo la brecha de género en el mundo (135 años). En conclusión, para avanzar hacia una mayor equidad de género en el mundo laboral, es fundamental abordar los desafíos persistentes en materia de discriminación, acceso a oportunidades y corresponsabilidad parental. Solo mediante un enfoque integral y colaborativo podremos construir sociedades más justas e inclusivas para todas las personas, independientemente de su género.

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