Las emociones entregan información valiosa sobre qué motiva a las personas y sobre cómo se puede mejorar el rendimiento. 

Compartimos con ustedes una entrevista que hiciera la periodista Frieda Klotz para la revista Harvard Deusto a Sigal Barsade, titular de la Cátedra Joseph Frank Bernstein en el Departamento de Gestión Empresarial de la Wharton School (Universidad de Pensilvania) que demuestra esta idea. 

Para Sigal Barsade, la evidencia es clara: las empresas que deseen tener empleados más satisfechos y mejores resultados deben invertir en comprender lo que motiva a las personas en sus vidas laborales y prestar atención al lado emocional de la cultura organizacional.

A través de su investigación, Barsade ha descubierto que las emociones influyen no solo en el bienestar y el compromiso de los empleados, sino también en los resultados empresariales, como la productividad y la rentabilidad.

Entregamos a continuación  sus principales conclusiones y hallazgos:

Diferencia entre cultura corporativa y cultura emocional:

“En general, cuando hablamos de cultura organizacional, nos referimos a un conjunto reconocido y aceptado de cogniciones que se considera importante que el grupo aplique para alcanzar sus objetivos. En cambio, la cultura emocional es el conjunto de emociones que un grupo debe aplicar para alcanzar sus objetivos.  El tipo de cultura emocional que tiene una organización o un departamento –por ejemplo, si se basa en la empatía, el optimismo o la ansiedad– predice muchos resultados laborales importantes, incluyendo el ausentismo de los empleados, el trabajo en equipo, el agotamiento, la satisfacción, la seguridad psicológica e indicadores objetivos de rendimiento, como los costes operativos”.

Las Emociones no son ruido, son datos:

“ Durante mucho tiempo, las emociones fueron vistas como ruido, una molestia, algo que debía ser ignorado. Pero una cosa que ahora sabemos, después de más de un cuarto de siglo de investigación, es que las emociones no son ruido, sino datos. Revelan no sólo cómo se sienten las personas, sino también qué piensan y cuál será su comportamiento. Las emociones, a veces, se perciben como ilegítimas en el contexto del trabajo. Esto no solo es poco realista, sino que supone una pérdida tanto para los directivos como para los empleados, ya que omiten una herramienta importante para mejorar la satisfacción y la productividad de los trabajadores”.

Papel de los directivos en la configuración de la cultura emocional:

“La cultura emocional se comunica, realmente, de manera no verbal: en las expresiones faciales, el tono de voz y el lenguaje corporal de las personas. Lo vemos expresado por quienes nos rodean, incluyendo –más que nadie– a los directivos. Por lo tanto, los directivos deben liderar a través de su propio comportamiento”.

Qué pasa con los líderes cuando se viven situaciones de mucha presión en las organizaciones:

“Los expertos solían pensar que el hecho de no poder expresar exactamente cómo te sientes puede producir burnout y agotamiento emocional. Pero investigaciones más recientes han demostrado que, en realidad, eso depende de cuáles son las emociones que se expresan o reprimen. Por ejemplo, cuando se amplifican las emociones positivas, se produce menos agotamiento emocional”.

Consecuencias de trabajar en culturas emocionales negativas:

“Las personas se vuelven hiper-vigilantes y desmoralizadas porque esperan todo el tiempo que serán regañadas. La ausencia de noticias será en este contexto la mejor noticia”.

Qué pasa en los entornos de mayor camaradería y trabajo en equipo:

“Una de las formas más comunes de amor que tenemos en la vida humana es algo que los investigadores llaman “amor de compañeros”. Si se quiere formar un equipo, las emociones como el cariño, el cuidado y la compasión son las que realmente conectan a las personas. En nuestras investigaciones, hemos visto que los empleados que informaban que trabajaban en una cultura más fuerte de amor hacia sus compañeros presentaban mayor satisfacción laboral, más compromiso y una mayor responsabilidad personal, y este efecto fue igual de fuerte en hombres y mujeres.”

¿Las emociones negativas aportan algún valor?

“Tienen una función protectora realmente importante: ayudan a poner de manifiesto problemas o la necesidad de combatir una injusticia, por ejemplo, y son un factor que motiva a las personas a resolver situaciones adversas. Pero la clave es la forma en que estas emociones se expresan y tratan. Expresar y sentir emociones negativas acerca de situaciones concretas y luego pasar a resolverlas es vital para el éxito de una empresa. Pero no he visto nunca un resultado de una investigación que apunte a resultados positivos como consecuencia de que una organización tenga una cultura emocional sistémica fuerte de miedo, tristeza o enfado”.

En Beside® Consultores sabemos que el tipo de emociones o la “cultura emocional” que se logre en una organización va a ser determinante en los resultados del negocio. Por eso nos preocupamos de asesorar a nuestros clientes en desarrollar culturas prósperas, con liderazgos que sean cariñosos y firmes a la vez, para crear ambientes laborales de bienestar y felicidad organizacional.

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